Si hay una palabra que para mí define esta carrera, y que la llevaré grabada, sino para siempre, al menos por muchos años, es EMOCIONES.
Personalmente, desde el 2017 las siglas faf llevaban rondando por mi cabeza, era Anaga, zona muy bonita y que conozco, finalmente se esfumó el proyecto. Pero en el momento que finalizó la carrera, mi mente me dijo “2018, sí o sí la Faro a Faro, mi primera ultra” …y tras varios intentos de declaraciones (tres concretamente), mi amigo Luis, que también estaba en mi misma situación (jejejeje) decidimos unirnos y plasmar nuestro amor, (por las carreras de montaña, claro está) y emprender este reto de FaF2018.
La faf es una prueba que se hace en pareja y este año fuimos cuatro los de Pichones: Toni y Kandela, Jon y Javi, Fran y Domingo y Luis y yo. Ya sólo con este cartel, les digo que merece la pena correr, buen ambiente y sonrisas aseguradas, dentro y fuera de la carrera.
Deportivamente, la faf es una ultra similar a la Transvulcania (salvando las diferencias, la Trv posee mayor desnivel acumulado) aunque con el hándicap de hacerlo en pareja. Correr en pareja tiene sus ventajas (apoyo, compañía, risas, conversación, consejos) y sus inconvenientes (adaptación al ritmo en todo momento del otro, y esto, aunque se dice pronto es importante, no tanto con distancias cortas, pero si cuando hablamos de larga distancia), no obstante, en nuestro caso, somos una pareja similar, así que en todo momento hubo ventajas. La edición de este año partía del Faro de Teno y acababa en el Faro de Buenavista del Norte, pasando por Teno bajo, montes de Bolico, Santiago del Teide, Chinyero, Arenas Negras, La Montañeta, El Tanque, San José de los Llanos, Arenas negras, Erjos, Los Silos, Moradas, El Palmar y Buenavista del Norte. Los cuatro equipos salimos a las cinco de mañana y los cuatro equipos llegamos, unos antes (enhorabuena a nuestro equipo mixto que fue el primero de los cuatro, y el tercero de la clasificación en la categoría de equipos mixtos) y otros después, aunque realmente, la posición, nuestro caso particular no nos importaba, lo importante era acabar, disfrutar y, como siempre, visibilizar la enfermedad de las mil caras, correr por los que no pueden hacerlo y llevarlos con nosotros, sobre todo en esos momentos en los que el “duende maligno” aparece y debes luchar contra él, el arma secreta de un Pichón es que NUNCA va SOLO!… y hasta aquí el resumen deportivo de una faf.
Sin embargo, la faf a nivel emocional…creo que no habría folios para poder expresarlos ni pañuelos para poder secarnos. Yo reconozco que soy una persona de lágrima fácil, no me importa reconocerlo, pero el día de la carrera, el entorno, el momento, los lugares, los amigos, los apoyos, la familia…todo, todo fue especial, todo hizo que los sentimientos estuvieran a flor de piel. Yo realmente sólo tengo palabras de agradecimiento a toda la familia PICHÓN, a los que nos siguieron por el chat, como a los que fueron a la carrera: Antonio y Yaco (corrieron más que nosotros, y no es broma), a Noe y al pequeño Hugo (ya apunta maneras, como el padre, jejeje), a Elsa (aparece sin que te lo esperes) y a Marta, Lolo, Carmen Julia y Dali (verlos en la meta da mucho subidón). Yo personalmente, sustituí varios geles por la lectura de los whatsapp de diferentes grupos y amigos o mi familia en La Palma, jejeje, o cuando llegando al Palmar me encuentro con mi gran “entrenadora” Ita y su hija Ifa…siempre está ahí, disfrutando como la que más las carreras de montaña. Pero, si tengo que escoger un avituallamiento de moral ese sin duda fue en el ecomuseo de San José de los Llanos, ahí nos esperaban nuestros amigos Jose, Gladys y Alejandro, y mi mujer Cathy con mis 2 pequeños (Tayri y Abián) …y un tupper con sandía, jajaja …no se pueden imaginar los sentimientos escondidos que aparecieron, la cantidad de energía que nos inyectaron y el masaje emocional que nos dieron: ¡Muchas Gracias!!
Por último, a mi pareja, Luis, muchas gracias por tu compañía, por tus consejos, por tu paciencia, por tu sonrisa eterna, sabes que te admiro y respeto un montón…ahora en la cercanía, unidos por la luz para siempre.
Faros por la Esclerosis Múltiple.