Un año más nos plantamos el «Farero por excelencia» (JON, en mayúsculas porque conozco pocos como él) y un servidor en la Punta de Teno a las 5 am con un nuevo reto en el horizonte: terminar la Faro a Faro 2018 de 74 km en 16 horas de tiempo (esta vez no les haré sufrir con mi relato porque llegamos con dos horas de adelanto), esto es llegar al Faro de Buenavista pasando por Teno Alto (km 6,6), Santiago del Teide (km 18), Chinyero (km 25), Arenas Negras (km 29), El Tanque (km 35), Erjos (km 47), Los Silos (km 54), Monte del Agua (km 61), El Palmar (km 67) y Faro de Buenavista (km 74), y lo hacemos, como siempre, no solo por nosotros, que también, porque nos lo pasamos pipa y mira que da para hablar de cosas en 14 horas, si no por los que NO PUEDEN HACERLO, CORREMOS X LA ESCLEROSIS MÚLTIPLE y por visibilizarnos en cada oportunidad que tengamos y encima REGALANDO SONRISAS.
En esta ocasión era diferente porque hasta cuatro parejas unidas por esta BENDITA LOCURA nos plantamos en la salida y nos vimos en meta. Tanto Tony y Cande, Fran y Domingo, Salva y Luis, como nosotros, conseguimos nuestro reto particular cumpliendo de sobra con nuestras expectativas en una carrera tan dura como espectacular por sus paisajes, su organización, sus avituallamientos oficiales y “clandestinos” pero sobre todo porque somos una FAMILIA y esto se demuestra siempre pero sobretodo en estas carreras-aventuras donde nos sentimos arropados desde la salida, y cuando digo desde la salida es literal, ya que Antonio y Yaco no permitieron que nos sintiéramos solos en NINGÚN momento de esas 14 horas, GRACIAS chicos. Y por supuesto GRACIAS a tod@s es@s PICHON@S que a través del chat o por privado (ellos saben quiénes son) nos hacían llegar sus palabras de ánimo y su energía, así es imposible no llegar a cada meta que nos propongamos porque no somos un CLUB, somos un EQUIPAZO.
Luego fueron apareciendo más pichones durante el recorrido, Noe (con Hugo), Marta (con Martina y Gabriel), Dali, la omnipresente Elsa (siempre está donde tiene que estar y no sabe cuánto se agradece y nos alegra esos ratitos), Cathy (y familia), Lolo y Carmen Julia en meta.
Y encima, como cada vez somos más conocidos, pues esos gritos de “VAMOS PICHONES” suenan por cada recodo de cada carrera. Mención aparte a esos amigos/compañeros de “Correcaminos Solidarios” que se montan unos avituallamientos de los que te sale una lágrima cuando tienes que partir…
De la carrera en sí poco que contar, porque cuando uno curra como lo hemos hecho JON y yo, tan solo nos toca disfrutar el día de la carrera, sin molestias, sin percances, sin caídas, sin calambres, de menos a más, en fin, felices de sumar más kilómetros para nuestro contador solidario pero sobre todo por volver a disfrutar juntos cada uno de la compañía del otro, como detalle comentar que ya estamos tan compenetrados que hasta para orinar nos daban ganas a la vez, jejejeje,
Puedo tener dudas deportivas de muchos tipos pero una cosa sí que tengo clara y es que el año que viene VOLVERÉ, y lo haré con JON y con el lema de nuestra banderola, no podría encontrar a nadie mejor para seguir sumando experiencias deportivas y que sienta tanto esta camiseta rosa (y todo lo que le rodea) como yo.
¡¡¡NOS VEREMOS EN LOS SENDEROS!!!