¿Te has planteado alguna vez Si estás haciendo lo que deseas hacer?…..Lo puedes llamar cáncer de mamá, esclerosis múltiple, separación, pérdida, ruina económica….cualquiera de estas experiencias de vida te puede posicionar ante la gran OPORTUNIDAD de tu vida. No sólo mi experiencia, de recibir un diagnóstico médico tan impactante, me ayuda a «despertar» sino también las vivencias de seres que voy conociendo en el transcurso de la vida, gracias Marino. Los motores de esta causa por la que #juntosvolamos, me hacen muchas veces cuestionarme si de verdad merece la pena albergar miedos dentro de uno.
Aunque siempre se termina en estas crónicas dando las gracias a los que te ayudan, yo hoy quiero comenzar dando las gracias a la gran Isa, que hace un año me hizo emocionar cuando la vi entrar al mar, en esta travesía solidaria. Yo estaba recién operada de mi cáncer de mama, al que, por cierto, le agradezco muchas cosas también. No imaginé en ningún momento que pasado un año yo podría estar ahí dentro disfrutando de esta maravillosa experiencia. No sé a ustedes, pero en mi caso cuando algo me despierta interés es cuando me pongo nerviosa al visualizarme haciéndolo. Me propuse rescatar mi lista de deseos, la creé en una de esas crisis que tienes a lo largo de la vida -una de tantas. Pero los MIEDOS , me hicieron archivarla, sí, los miedos. Ellos hacen que te llenes de excusas: es que no tengo tiempo, es que los niños me quitan tiempo, es que no sé nadar bien, es que el trabajo. ¡¡¡Pues si te ilusiona se busca tiempo!!!! ¡¡¡¡Pues se aprende, carajo!!!!
Me pregunto siempre en qué momento perdí esa confianza en mi, para llenarme de miedo (bueno ese es otro tema). La cuestión es que cogí mi lista y me puse a ello, ésta ha sido la mejor terapia: impactante pero efectiva 100%. He de decir que ya he vencido unos cuantos. La seguridad en mi misma crece por momentos. En este caso mi reto hace tres meses fue aprender a nadar con un «poquitillo de estilo». Además, mi intención era mejorar mi movilidad en el pectoral izquierdo, ya que tenía un dolor residual, que no me abandonaba desde mi segunda operación. Alguien puede pensar que hablo con mucha ligereza de todo lo que me ocurre. Es normal, pero tiene una explicación, hablo así porque sé que hay mucha gente que lee estas cosas y sufre y no sabe que hay solución para todo. Creo que muchas de estas experiencias que cuento pueden ayudar a mujeres o a hombres que viven situaciones de las que no saben cómo salir. Hay personas que tienen otros obstáculos que librar más duros, más dolorosos y más complicados que el mío. HAY SALIDAS…..
Entonces me dije: deseo nadar….y comencé en el mejor ambiente que se puede tener, la piscina de los Salesianos, grandes profesionales y que te hacen sentir como en casa. ¡¡¡Y ….tachán!!!…se fue el dolor y estaba descubriendo que me gustaba nadar. Algo que a priori puede parecer aburrido y a mi me estaba aportando paz. Al poco tiempo de comenzar a nadar mi compañero de batallitas Julio, al que adoro, me anima a inscribirme en esta travesía, por muchas razones, entre ellas que la organiza nuestro gran amigo Toni, es solidaria a favor de nuestro proyecto y ¡¡me lo debo!! ya no hay excusa posible, le debo a la persona que llevo dentro disfrutar de lo que le gusta….
Días previos a la travesía voy a probar a nadar en el mar, con mi traje nuevo; cuando salgo me siento en un escalón que había a la salida del mar, y pienso que esto no es para mí. Salí mareada, agobiada, y decaída. Como si me hubieran metido en una batidora 20 minutos. Me quería «rajar«. ¡¡¡Qué mal lo pasé!!! Bueno, con los ánimos de Julio recuperé las ganas y la semana antes vencí la sensación de agobio que me daba el traje. Cambié mi manera de respirar y me sentí más segura.
Llegó el gran día, nos levantamos y al asomarme a la ventana me quise esconder debajo de la mesa. ¡¡¡Vaya viento y vaya olas!!! Pero Basmat estaba decidida a hacerla fuera como fuera y yo no se lo iba a estropear. Así que nos dirigimos a recoger el dorsal, ver todas esas caras conocidas de los voluntarios me ayudó a sentirme tranquila y las palabras de Julio de «yo no me voy a despegar de ti» también…¡¡¡que bueno, nos íbamos a ahogar juntitos!!!…jajajaja. Gracias a las Sirenitas pichonas …me dieron muchos buenos consejos. Llega la hora de entrar al mar y el viento levanta unas olas muy divertidas. Yo cuando veo el mar así no me baño ni en la espumita. Imaginen mi lucha interior. Me tiro al agua y sólo pensé en nadar como si estuviera dentro de la piscina. Y así llegué hasta la salida con Julio pegadito a mi. Mientras esperábamos para salir las olas nos bailaban como marionetas. Miré a mi alrededor y vi caras de miedo y caras de alegría con sonrisas enormes. Decidí en ese momento que me unía a los que sonreían… decidí DISFRUTAR, como de todo lo que hago.
Salimos, y nosotros los últimos. Me centré en respirar y llegar a la siguiente boya. Me di cuenta mientras nadaba que si me dejaba llevar por la ola y no luchaba avanzaba más. Me paraba muchas veces, porque me desviaba….¡¡la inexperiencia!! (tengo mucho que aprender y eso me motiva). Con las olas no veía las boyas y al ser de los últimos no había mucha gente de la que guiarse…siempre Julito a mi lado …a mis pies más bien. Cada vez estaba disfrutando más del movimiento del mar….me parecía mentira estar subida en esas «olotas», eso me dio confianza en mi, me hizo ver de lo que soy capaz. Motivante, ¿no?. Se me dibuja una sonrisa mientras escribo. Mientras nadaba pensaba «ahora entiendo a Isa, esto.lo debería de probar Marino».Cuando levanto la cabeza ya estaba entrando en el pequeño muelle de donde salimos. Miré y no encontraba a Julio, de la tranquilidad que llevaba llegué a la meta sin darme cuenta y lo dejé atrás…jajajajaj…..él , que había estado pendiente de mí toda la travesía. Esperé a que llegara y subimos juntos esa escalera ¡qué emoción y qué satisfacción! ¡¡¡hay que vivirlo!!!
Siempre me gusta hacer un símil de la vida y las experiencias que tengo. Y en este caso me dí cuenta de que la vida es como el mar, cuanto menos te peleas con el mar más fácil se hace la travesía y más disfrutas de ella.
Gracias a todos los pichon@s, a todos los amig@s que siempre tienen una palabra amable y de ánimo. Gracias Julio, tengo mucha suerte por recibir tantas cosas buenas, tanto cariño.
¡¡¡Gracias Cáncer!!!