Hace ya un par de semanas que tuvimos la oportunidad de hacer el Curso de piloto de Joëlette nivel 1 con Meme, de Montaña para Todos. Era algo que me llamaba la atención, así que decidí apuntarme. Me encantaba ver como un grupo de personas “tiraban del carro” para hacer disfrutar a alguien de aquello que por sí solo no puede, poder llegar a sitios algo más inaccesibles y que puedan estar más cerca de la naturaleza tan bonita que nos rodea.
Ese primer contacto en el curso me gustó mucho, nos gustó mucho, se notaba en nuestras caras. Qué sensación la de subirte en la Joëlette y sentir como los compañeros te llevan, se coordinan para salvar cada obstáculo que aparece en el camino, para que vayas cómodo y seguro. La unión hace la fuerza, y este es un claro ejemplo de trabajo en equipo. Juntos volamos.
Ahí mismo, en Los Nateros, surgió la posibilidad de acudir el siguiente fin de semana a la IV Media Maratón del Puerto de la Cruz. A mí personalmente me entusiasmó la idea, y aunque llevaba meses sin poder correr por una lesión en la cadera, allí me presenté junto a Luz, Elsa, Cándido, David e Isidro, dispuestos a recorrer 5km llevando en la Joëlette a un pasajero muy especial: nada más y nada menos que a Marino; con semejante motor qué podía salir mal.
Una vez en la salida la música se mezcla con los nervios, la emoción, la incertidumbre de no saber cómo resultará esa primera carrera en Joëlette. De cuando en cuando miraba al otro equipo que tenía a mi izquierda, a los pilotos, sus posiciones, y no podía evitar recrearme en la cara de felicidad de su pasajero, ya que no podía ver la de Marino porque estaba justo detrás de él. Entre nosotros intercambiábamos impresiones, consejos, sonrisas, ánimos…y de repente la cuenta atrás, y salimos, suelto el freno y bajamos, cogemos las primeras curvas, cada uno en su posición tratando de ir cómodos, de que la Joëlette vaya equilibrada, de que Marino vaya bien, y así rodamos por las calles del Puerto. Una vez más nuestras piernas son sus piernas, solo que en esta ocasión no en sentido figurado. Hoy sí que escuchamos juntos los aplausos y los gritos de ánimo del público por la Calle San Felipe, por El Peñón, también del resto de corredores que nos adelantan. Juntos sentimos la dificultad en las subidas, en las curvas cerradas, compartimos el descanso en los avituallamientos, el calor de la gente al llegar a la Plaza del Charco, la cara sonriente de Lolo que se nos une y nos ayuda a sortear los últimos tramos de subida antes de girar a la izquierda para bajar la calle de Santo Domingo, rumbo hacia la meta. Sentimos el aire en la cara, que se nos ilumina a todos con una sonrisa, y llegamos, ¡lo conseguimos! Me costó más de lo que yo pensaba, tengo que decirlo, pero la satisfacción era enorme. Y más aún cuando luego veo en las fotos la cara de Marino. Qué tendrá una sonrisa que tanto transmite, que tanto contagia.
La felicidad es algo muy personal. La llevamos dentro, aunque casi siempre nos empeñamos en buscarla fuera. Y casi siempre son las pequeñas cosas las que nos dejan una sensación de felicidad más duradera. Correr por los que no pueden, por visibilizar sus causas, sus enfermedades, es una gran labor. Si además conseguimos que ellos también disfruten del camino ya es genial, maravilloso.
Más tarde vimos de nuevo la Joëlette. Fue en la Santa Cruz Extreme 9km y le tocó el turno a Isa. Ver como los compañeros, Jon, Elsa, Luis y Sergi bajaban los senderos llenos de piedras y luego rodaban por el asfalto me ha transportado de nuevo a las sensaciones vividas el sábado pasado en el Puerto. Me han dejado alucinado. Sus caras de felicidad y la de Isa lo decían todo.
Me siento muy orgulloso de poder ser aunque sea una pequeñísima parte de este grupo de grandísimas personas, enormes, que componen Pichón Trail Project. Una asociación que a través de sus acciones sociales, deportivas y divulgativas trata de mejorar la calidad de vida de los enfermos de Esclerosis Múltiple y de sus familiares, de hacer que estén más presentes en nuestra sociedad, más visibles. De ser cada fin de semana, o en cada ocasión que se preste, las piernas de todos aquellos que no pueden, dándoles fuerzas para seguir adelante e intentando conseguir, en definitiva, que sus sueños vayan sobre ruedas.
Óscar.