Han pasado casi cuatro meses, buscando el momento, quizás las palabras para transcribir lo vivido, y resulta casi tan imposible como intangible; así que sin más retardo he decido intentar describir, plasmar lo vivido… revivir el sueño que nunca pensé vivir.
Hace prácticamente un año, a la vez que tenía la fortuna de cumplir años, de cumplir vida, llegó un regalo, tan inesperado como ilusionante: INSCRIPCION TRANSGRANCANARIA, pero mi mayor asombro se produjo cuando a mi retina llega la palabra MARATON… 42,9 Km, y de forma automática, y sin levantar la mirada del folio, me vinieron las dudas: “¿podré? Falta mucho aún, pero ¿llegare en plenas condiciones?, ¿hará mucho calor? O por el contrario pasaremos frio…” aunque pasado un minuto (o quizás menos), todas esas dudas se disiparon, había confiado en mí ciegamente de que podría, de que como mínimo lo intentaría, pasara lo que pasara, la solución no iba ser rendirme antes de intentarlo; confió más en mí que yo misma, gracias Edu A, por dar el primer paso a esta inolvidable experiencia.
Pero casi sin digerir que me enfrentaba a una maratón en unos meses, Robert sin pensarlo, y sin haber corrido antes una maratón, se apunta… Dos auténticos novatos en aproximadamente 7 meses estaríamos en la Garañona, sin saber muy bien a qué, pero dispuestos a todo. Saber que él estaba apuntado me sumaba un grado de responsabilidad, por un lado era consiente que 42 km en solitario sería muchísimo peor, quizás no hubiera sido posible, y por otro no fallarle y que mi cuerpo estuviera al 100%, que respondiera desde el minuto cero hasta el final, era primordial.
¡¡¡A esta locura se subió Fran Salazar!!! Él fue nuestro guía, el que nos dijo en cada momento como nos podíamos sentir, la voz de la experiencia, además de estar totalmente confiado de que llegaríamos al igual que él a meta.
Las semanas previas a la maratón se convirtieron vía whatsapp en ánimos / dudas / miedos / incertidumbres constantes, a la vez que tranquilizadoras de saber que íbamos todos a una – aunque la realidad de la carrera superó toda expectativa – Robert que es mucho más ordenado que yo lo tenía todo estudiado, sabía perfectamente el material obligatorio, al igual que Fran; yo siempre pensaba y me encomendaba no sé muy bien a qué cosa, pero solo pedía que el “material” obligatorio con el que vivo, se portara bien y colaborara.
Insulsamente la carrera es un viernes, así que toca partir para tierras canarionas el jueves. En la tarde del miércoles probablemente revisé la maleta tres o cuatro veces, sentía que se me podía quedar algo crucial para la carrera, ahora pasado el tiempo me doy cuenta de que jamás se me iba a quedar el material que no estaba en el Reglamento de la carrera, pero que es fundamental: las ganas, el afán de superación, las ansias de vivir, y por supuesto el compañerismo que vivimos.
Se cumplió el pronóstico: NO DORMIR MUCHO. Me sentía con el mismo hormigueo que en el último examen de la carrera, cuando me surgían dudas que ni existían porque lo que intentaba resolver ni tan siquiera entraba en el examen, pues durante la noche repasé un recorrido que no conocía, imaginé de mil maneras cómo sería la meta, me dio miedo que mi punto de inflexión apareciera y se me hiciera un infierno; generalmente mis primeros 7 km son infernales… los sufro demasiado, y a Robert, que ha sido tantas veces testigo de mi cara, no podría “mentirle”, con mirar mi cara tendría suficiente, si haría mucho calor y me absorbiera la energía… y así hasta que, el capitán del equipo, Julián diera el toque de queda a las 6 de la mañana.
Desayunamos lo que buenamente pudimos, y partimos para la Garañona. El equipo corredor Sonia, Fran y Robert, y el equipo que hizo que todo fluyera tan bien Julián y Alberto, y Nayra se uniría más tarde. En el coche fuimos hablando de todo un poco, y de cómo ya llegando estábamos a 10/11 grados. Aparcamos en la misma salida, y ahora sí que si el estómago estaba tan cerrado y las piernas tan tensas que no pude casi ni calentar… y eso que apetecía moverse para intentar entrar en calor, nos despedimos de Julián y Alberto, y mientras Robert y yo nos dirigimos al final de la carrera para salir, estaríamos entre los 30 últimos, le deseamos toda la suerte del mundo a Fran que sale en el cajón de delante, al llegar allí se suma Antonio, y en esa cuenta atrás volví a encomendarme, pero esta vez sí que sabía a quién, miraba al cielo buscando la nada y encontrando todo lo que deseaba, por primera vez y a tres segundos de la carrera, no dude de que LLEGARÍAMOS, de que tendríamos “gasolina” de sobra.
Salimos prácticamente al final, la gente salió a una velocidad desorbitante para estar más o menos a nuestro mismo nivel, así que ya en el km 3 empezamos a adelantar corredores, en lo que sería la primera subida de la carrera, nos empezamos a quitar los cortavientos, y aquello empezó a fluir. Robert me miró y SORPRENDENTEMENTE era el km 5 y todo iba bien, pero la gran sorpresa en el km 7 están ALBERTO y JULIAN. Julián me hace esprintar y me emociono tanto que el km 9 fue caminando… pero de nuevo Robert me mira y directamente trotamos, yo lo miraba y sabía que significada mejor bajar el ritmo…. Oíamos el punto de corte, y parecía tan cerca… pero no, quedaba la peor subida de la carrera, pero pasito a pasito, sin pausa, pero sin prisa, aproximadamente volvimos a parar con mas pausa en el km 10 para comer una barrita y beber, y ya en el km 15,5 primer corte, ¡¡primera carrera superada!!
Porque así fue toda la carrera, vista no en el ExpoMeloneras, sino en cada corte, así que en Hierbahuerto paramos más o menos 10 minutos, nos hidratamos bien y comemos: ahora toca bajar, pero que bajada… la más dura de la carrera, donde a la par que adelantamos, vemos corredores que han “volado” literalmente, además de que ya el calor empieza apretar, podríamos estar a unos 30 grados; al terminar esa mega bajada tirando de cuádriceps, tocamos asfalto y toca correr más o menos un km, hasta el siguiente punto de corte, donde ya noto que el calor está más que presente y tengo bastante sed, pero por lo demás todo iba sobre ruedas, cosa que se mejora enormemente cuando disipamos a lo lejos a Alberto y Julián. J De nuevo volvemos a beber y mucho más que en el anterior punto de corte, estamos en el km 25,3 y vamos SOBRADOS dentro del corte de la carrera, bebo tanta Coca-Cola como puedo, un par de dátiles y una buena charla y sesión de fotos con los chicos, hablo con mi hermana y le digo que salga también corriendo, que vamos volando dirección sur de Gran Canaria jejej J Los chicos nos acompañan caminando unos metros, y ya empieza la segunda peor subida de la carrera, eran más o menos las 15:00, y el sol estaba dando muy duro, así que vamos relajadamente ya que el siguiente corte lo tendríamos en el km 39; Mientras la subía adelantamos a un grupo de chicos, al cual animamos y cuando pasamos uno de ellos dice “corremos por la esclerosis múltiple”, y ahí sonreí y me dije “bien Sonia”, ya está hecha la maratón como mínimo de los 650 corredores que han salido, alguien se ha fijado en la camisa lo ha leído, y quizás en algún momento, buscara y sabrá algo de que es eso de la EM.
Una vez que terminamos la subida, que tenía varios falsos llanos, vemos que lo siguiente que toca es duro, el barranco… el terreno es irregular, y no se ve ni por asomo donde está la “salida”, aproximadamente en el km 35 Robert para, el calcetín/tenis le ha hecho daño, pero nos lo tomamos con muchísima tranquilidad, yo saco las compeed que tenía he intento como buenamente puedo ayudarlo a ponérselas, y seguir… pero no es solo seguir sino que aún seguimos TROTANDO…. Sin saberlo en el km 36 había un señor con guitarra en mano y repartiendo agua, así que aprovechamos y rellenamos agua, mando audios a Nayra, Alberto, Equipo Pichón y Fran que ya estaba más que en meta, salimos de allí viendo la salida del barranco, miro a Robert y le digo ¿trotamos? ¡¡¡Y SEGUIMOS CORRIENDO!!! Adelantábamos a algunos corredores, alguno nos miraba para ver si estábamos entrenando o llevábamos dorsal, y estábamos más a tope que en el km 10, era ¡¡¡INCREIBLE!!! En el km 39 volvemos a beber, nos sacamos una foto, nos marcamos un pasito de baile al son de Elvis Crespo, y ya nada nos paraba, ni nos paró hasta la meta, las 8:05 horas más lentas de mi vida estaban a punto de cumplirse.
Llegando a la última curva esta Fran móvil en mano, grabando (y corriendo después de marcarse una súper maratón), para entrar a la par, y en un par de metros Julián, Nayra y Alberto, y ya no tenía capacidad para aguantar el llanto, lo habíamos conseguido TODOS, porque fue el trabajo de todos, y cuando cruzamos la meta volví a mirar al cielo, han sido tantos los obstáculos, pero la satisfacción de superarlos han sido inmensos… y el abrazo con Robert, del esfuerzo compartido, del compañerismo.
Las 8:05 horas más rápidas de mi vida; gracias a todos los que confiaron en mí, los que confían en mi cada día, donde lo más tonto del mundo me lo pintan como si hubiera corrido una maratón, porque no existe distancia grande, para ell@s todo lo que hago es una maratón, y así 43 km se convierten en un paseo, sabiendo que pase lo que pase estarán.
Sonia Acosta.
