Un día, uno de mis grandes motores me propuso un reto: hacer una carrera de 2 Km. y, por la novelería que siempre me ha caracterizado, enseguida me apunté. La ruta en cuestión (llena de bajadas, subidas y adoquines), más mis nervios y el calor extremo del día, hicieron que mis músculos no estuvieran por la labor y ni que decir tiene que muy por debajo de lo que aspiraba mi mente. Aun así, ciertas personas “me llevaron” consigo allí donde yo no pude. Como bien decimos en esta nuestra familia Pichón, sus piernas fueron las mías y no les puedo estar más agradecida por ello: los Angelotes y Ainos (mi motor inicial) lo que une el agua que no lo separe nadie amigos; Betty y Víctor (con sus respectivas familias) que suerte que nos reuniera tan feo padecimiento y Dolores, luchar es de guapas y no dejaré de hacerlo (te lo prometí).
Casi un mes después, Sonia Acosta me propone otra carrera. Esta vez es en el Parque de la Vega, 1 Km. solidario marcha atrás por el autismo. Mi primer pensamiento fue… “¿conmigo?” y es que no se pueden ni imaginar el lujo que fue para mí esa propuesta y de quien vino. Como en la anterior ocasión, cojo mi actitud y empiezo a preparar mi mente para hacerla y es que, para los que no lo saben, les diré que a partir de mi diagnóstico si quiero hacer algo como esto tengo que preparme con tiempo de antelación. Digo “algo como esto” porque para el resto siento que la vida paró en seco y de golpe el ritmo vertiginoso al que iba, aprendiendo de golpe y porrazo a vivir despacio y como digo siempre “al segundito” (aún a día de hoy no tengo ni idea a dónde queremos ir tan rápido siempre). La importancia de vivir el hoy y lo romántico que puede parecer cuando se ve escrito, yo lo llevo a cabo todos los días casi que de manera obligada por la incertidumbre que genera no saber cómo va a reaccionar tu cuerpo ante determinadas circunstancias.
Volviendo a la carrera, allí que fui con la intención de caminar (que no correr) 1 Km., acompañada de las dos partes que componen Acosta Power, Johny, Dalida y de Betty, y con la sensación de que yendo rodeada de los mejores nada podía salir mal. En esta ocasión no había adoquines ni subidas y bajadas, ni siquiera vinieron los nervios de la otra vez, pero sí que Lorenzo no se quiso perder la cita y dio ese calor que a casi todos gusta cuando llega la primavera y que tanto daño me hace.
Llega la salida, expectante y espectacular a partes iguales en esa cuenta atrás que grité tantas veces para otros y que esta vez era para mí… ¡Empezamos! Cada paso una aventura, cada movimiento hecho por todos los Pichones que han sido y son mis piernas en las distintas carreras a las que van: ¡gracias de corazón!
A medida que avanzaba con mi paso lento pero firme y decidido, los corredores pasaban relajados regalándome sonrisas y palabras de ánimo. Al fin y al cabo era un día solidario para disfrutar a tope de nuestra no carrera. A mi lado Sonia y Betty decididas a acompañarme hasta el final no separándose de mi ni medio metro y Nayra cuidando siempre de nuestra retaguardia… Chicas, hay gente que hace del mundo un lugar especial con solo estar en él y sin duda ustedes lo son y mucho. En qué punto de mi mini ruta los vi no puedo decirlo, pero sí que cuando Jonhy y Dali pasaron por mi lado fue como un soplo de aire fresco que me impulsó a seguir y terminar pese a que ya llevaba dos ladrillos por pies: “amigos políticos” que se convierten en familia y parte indispensable de mi camino, gracias por traerlos a mi vida Joás (a ti también te llevé conmigo como en cada segundo de aquí al infinito), los quiero mucho pareja.
No quiero terminar mi redacción de lo vivido sin nombrar a personas que aun no conociéndote de nada son capaces de empatizar y ayudar sin pedirlo, gracias por prestarme tu gorra seas quien seas, besos infinitos. Y al señor que dijo que una carrera marcha atrás debería entrar en el libro de los Guinness, si usted supiera mi récord de ese día caballero…
Al final di una sola vuelta (medio kilómetro que sumo por la causa), pero la hice y ahí la tengo… ¿Cómo se te queda el cuerpo EM? ¡JA!
Entré en meta marcha atrás por ellos, por las personas con autismo, y con la cabeza alta y la sonrisa puesta (eso iba por mí).
Marino: aquella vez no pude, pero en esta ocasión sí que fui tus piernas amigo y por descontado que lo seré cada vez que pueda sin pensarlo.
#siemprefuerte #benditafamilialanuestraPichones
Isa.