La primera persona que me presentó a la Esclerosis Múltiple, mi primera toma de contacto con la enfermedad, vino de la mano de mi apoyo en la carrera, mi compañera de risas y de buenos momentos, de llantos y tragos difíciles, mi amiga, mi hermana Sonia Acosta. Paradójicamente la EM se presentó en forma de desolador regalo de cumpleaños. El brote se manifestó con tanta fuerza y entidad que («afortunadamente») el diagnóstico fue inmediato.
Recuerdo días muy difíciles y dolorosos, pero también recuerdo a una persona fuerte y valiente afrontando el golpe con arrojo y determinación y decidida a ponerse el mundo por montera y a luchar contra el tifón que se nos venía encima y que amenazaba con engullirlo todo a su paso. Gracias a Sonia sé que la EM es como subirse a una montaña rusa; hay momentos buenos y otros que no lo son tanto, hay días en los que las actividades más cotidianas se vuelven odiseas; que hay brotes que dejan secuelas temporales y otras con las que hay que aprender a convivir porque se quedan para siempre; que tu propio cuerpo se convierte en una temida Caja de Pandora y la incertidumbre en una constante y que un »¿Esclerosis Múltiple? Pero si yo te veo bien» no ayuda en nada, ni alivia el dolor que causa la enfermedad.
Y es que uno de los grandes problemas de la EM es el desconocimiento y la desinformación que se tiene generalmente de ella. Sus síntomas o brotes son a menudo confundidos con otras patologías más comunes. Por eso aplaudo la labor de Pichón Trail Project, no solamente por la altruista ayuda que prestan, sino porque suponen una gran plataforma para dar visibilidad a la EM. La difusión del mensaje en la reciente Maratón de Tenerife es prueba de la importancia de esta Gran Familia de la que estoy muy orgullosa de pertenecer.
Porque hoy y siempre #TUSPIERNASONMISPIERNAS y #RENDIRSENUNCASERÁUNAOPCIÓN.
Laura Aguilar