Este reto llamado Transvulcania, empezó el 11 de Junio de 2016, justo cuando tras terminar la modalidad Maratón de la Bluetrail, ya podía acreditar una carrera de más de 40 km que exigía la organización para poder formar parte de la Ultramaratón.
Enero de 2017, tras un par de semanas de descanso tras participar en la K42 Anaga y los súper excesos de las fechas navideñas, volvíamos a calzarnos los tenis a mediados de Enero y justo a la semana siguiente, unos amigos les falta uno para un partido de pádel, llevaba mucho tiempo sin jugar y les dije que sí, pues nada, para no entrar en más detalles de ese día, acabe roto literalmente, en principio parecía rotura de los abductores.
Marzo, en su segunda semana tenía mi primera carrera del año, a la que ya estaba apuntado hace tiempo como test para la Transvulcania, esa semana de la carrera comencé a entrenar y pudimos a acabar los 34K de Guía de Isora con buenas sensaciones.
Pensamiento positivo, tendría 2 meses para preparar el ansiado sueño del 13 de Mayo.
Abril, continuamos los entrenamientos de cara a la Ultra, la cosa iba marchando y las sensaciones cada vez mejores ¡peeero! En el último entrenamiento largo y exigente, justo a un mes de Transvulcania y una semana antes de Pinolere, otra vez ¡pffff!… en pleno entrenamiento en Guimar me tuve que tirar literalmente al suelo por los fuertes dolores en el pubis y la rodilla. Mientras bajaba a duras penas caminando hasta donde había dejado el coche, reconozco que alguna lagrima de impotencia solté, no me lo podía creer que tras un mes perfectamente, otra vez esta pesadilla, no podía ser verdad, ahora ya era muy consciente de que mi sueño estaba más difícil que nunca.
Con mucha pena y nostalgia renuncie a la Pinolere Trail, eso sí, fui a animar a mis compañeros pichones y amigos que corrían. En esos días tras una ecografía se confirma que tenía la dichosa pubalgia y la cintilla de la rodilla izquierda inflamada, así que estas semanas mis sesiones serian en la consulta de mi fisio y amigo Isra, donde su ecógrafo y Epi eran a lo que me podía aferrar en busca de una recuperación milagrosa.
Faltan 10 días para ese marcado 13 de Mayo y tras pensarlo varios días, le digo a mi familia que mi intención es no viajar a la Palma (no había reservado el pasaje ni pagado el apartamento), no terminaba de mejorar y no quería ir a la Palma a desconsolarme en ver todo lo que rodea este evento y no poder ser de la partida.
Viernes antes de viajar a la Palma, ultima ecografía con Isra y si el que me conoce muy, muy bien, me daba el visto bueno iría a intentarlo, aunque las opciones de llegar lejos serian prácticamente nulas. Bien, de la lesión estaba mejor, la inflamación se había reducido bastante, así que me marcó dos salidas de caminar/ correr antes de ir el Jueves para allá, según salí de la consulta saqué los pasajes del barco con una sonrisa de oreja a oreja.
El Domingo salí a la sesión de caminar/ correr y ¡biennn! Pude rodar poco más de una hora suelto, sin apenas molestias. Martes, rodar 50 minutos en pista llana y cómoda, a los 40 minutos primeros pinchazos en la rodilla que me hacen que pare automáticamente y llegue de nuevo caminando al coche, esta vez no derrame ninguna lagrima, iba a irme a la Palma ¡ y lo iba a intentar! Tenía un pacto con mi compañera, amiga y fuente de motivación Sonia, sabía que la EM llevaba un tiempo haciéndole “cosquillas” y quedamos de vernos en la Meta de Los Llanos. En realidad confiaba en ella al 100% y el que podía fallar en la promesa iba a ser yo.
Jueves 11 de Mayo, llegando a la Palma, el equipo de la Florida (David y yo) mandamos una foto al grupo Pichón y Javi pone un mensaje “Yera, si aguantaste el Armas, aguantas cualquier cosa” me reí para mi mismo, porque en realidad el barco me había dejado molido como un “zurrón”.
Viernes 12, a un día de tomar la salida, los ánimos se van llenado de buenas energías, vamos a buscar al aeropuerto a Yure a primera hora y directos a los Llanos de Aridane a recoger el dorsal, aquí ya te olvidas de todo y miras atontado de un lado a otro todo lo que rodea la feria del corredor, atletas élite, conocidos… ambiente de una gran cita es lo que se palpa de todos los que estamos allí.
Llegamos al apartamento, el plan era estar entre las 20:30/ 21:00 h durmiendo, antes ya habíamos hecho los malabares necesarios para meter todo el material en la mochila… ¡vaya! Cumplimos el plan y descansamos hasta las 02:10 que sonó el despertador, desayunamos y los alimentos entran bien y como lo que tenía pensado ¡vaya, otra cosa que sale bien! Parece que los astros se están alineando y todo va sobre ruedas.
A las 03:00 toca el timbre el amigo David, es hora de que las chicas nos bajen a Santa Cruz a coger la guagua y nos deseen suerte una última vez. Nos topamos con Dalida, nos saludamos con prisa y le pregunto dónde va Jon y nos sentamos con él, estaba escondido en la parte de atrás agazapado, que alegría mutua el vernos ese momento de tanto silencio.
Jon, nos da, bueno más bien me da a mi (David por momentos aprovechaba y se dormía) muchos consejos y pautas del recorrido, él ya es perro viejo en Transvulcania y sabe lo que dice.
Llegamos al faro y últimos detalles para entrar al cajón de salida, habíamos quedado para una foto grupal pero David y yo teníamos que visitar el baño ¡ayyy los nervios!… pasamos el control de material y… me doy cuenta de que a mis bastones le faltan las dragoneras ( me las había dejado en la furgoneta que disponía la organización para trasladar las bolsas a meta)… como si de la final olímpica de los 100 metros se tratase subo corriendo a buscar la bolsa… ¡hostias, la furgoneta tenía más de 1000 maletas allí, buff… la mía la vi al vuelo, menos mal!
Entro a mi cajón para la salida, me pusieron en el 3 y al entrar a última hora podría estar entre los 80 últimos, pensé “que poco para tomar la salida y que lejos estoy del arco”.
Bueno, ahora empieza las vivencias que tuve en las 12h 46 minutos que duro mi sueño.*
Salida hasta los Canarios (km7) piel de gallina, a la vez que impactado por lo que veían mis ojos, ir por el sendero era lo raro por todo el mundo, muchísimos tapones que hacían pararte una y otra vez hasta llegar a desesperarte. Llegando al avituallamiento me encuentro a los fareros Javi y Jon, hablamos un poco y cada uno sigue su carrera. El paso por Los Canarios para que se hagan una idea es como una etapa de alta montaña del Tour de Francia, la gente es una auténtica pasada!
De ahí seguimos ganando altitud hasta las Deseadas (km16), subiendo vamos bien, adelantando mucha gente con nuestro caminar rápido y sin parar… para llegar al primer corte en el km 24 Refugio del Pilar y meta de la media Maratón. Aquí llego en 4 horas y me encuentro bien, veo pichones animando que te dan un chute de adrenalina, aprovechamos para comer, beber, reponer y echar réflex en las zonas lesionadas, hablar con Yure un ratito y seguir camino del Reventón.
Tras el Pilar viene una pista de algunos kms cómoda, pero ahí ya no puedo correr, me pasaba la gente como tiros, no me quise desesperar, sabía que el avituallamiento estaba cerca y allí descansaba si era necesario, con mucha agonía llegamos a la Hilera (km27) y me encuentro por primera vez a Rayco, me ofrece que vayamos juntos, pero siendo realistas le digo que continúe el, que no sé hasta dónde podre llegar así. Me siento en una silla y me digo “qué coño haces sentado en una silla, levántate y continua”…
Del km 31 al 42 en el Pico de las Nieves paso los peores momentos, subiendo a base de caminar rápido aguanto el tipo, pero bajando no puedo apenas caminar y se me hace eterno llegar al avituallamiento. Me topo con Rayco de nuevo, me anima y me trae comida y todo lo que le pido, que tío más grande, el sigue su camino, yo decido sentarme de nuevo, ya si valorando por primera vez que era el momento de aplazar el sueño para otra ocasión, para colmo y no se ni porque al tomarme un antinflamatorio me corto un dedo y me sangra como si hubiese perdido la mano, gasto todos los pañuelos que me quedaban y me hago un apaño con las vendas que tenía en la mochila. Me pongo en pie y los dolores no cesan, mando un audio a Yure y le digo que esto se termina, no podía más, mientras le hablaba, intentaba que no se diera cuenta de que estaba llorando como un niño desconsolado, miré el reloj llevaba 27 minutos en esa silla y solo pensaba en cómo se quedaría Yure al oír el mensaje, en Sonia y nuestra promesa, en mi madre, que tan preocupada se quedó cuando le dije que al final iba a La Palma sabiendo cómo estaba… ahí tire de no sé qué, si de cabeza, amor propio, cabezonería, pero me levanté y me eche a caminar por una pendiente criminal hasta donde pudiera…
Bendita decisión de seguir en ese momento, sin darme cuenta un compañero delante mío echa a correr en un llano y yo por inercia sigo detrás y es al rato cuando digo “ hostias Yera, que estas corriendo, pero como ¿?” llego al km 47 y ni paro a coger agua, quería disfrutar de poder correr en la Ultra que que tanto ansiaba por hacer, rumbo al techo de la carrera, el Roque de los Muchachos cojo a Rayco y nos vamos juntos a buen ritmo tanto subiendo como bajando hasta el avituallamiento (km52). Ritual tipo Pilar, comer, beber, reponer, réflex y hablar con Yure unos minutos… seguimos que queda toda la bajada…
Pasamos por la Torre del Time (km61) y bebo agua y sigo…en esa bajada criminal con más de 10 horas en las piernas Rayco me pasa como un avión, ese ritmo era imposible y se fue volando como un pichón rumbo a Tazacorte.
Tazacorte (km69) llegue bien, pudiendo correr la bajada, todavía no me lo creía que estuviera a 5 kms de meta, cuando cruzo la playa, sabía que ya iba a ser Finisher, como si subía a 4 patas y con los ojos cerrados, iba a llegar… saqué los palos y empecé a subir el barranco de Las Angustias ( nombre más acertado imposible) como si no hubiera un mañana, saque toda la rabia de todo lo que me había costado llegar aquí, adelante a muchísima gente en ese tramo… pise la alfombra roja con una sonrisa interminable, salude a los pichones que allí estaban y a Sonia, saque mi bandera pichón y encare esa ansiada meta de los Llanos que tanto había visto en fotos y videos… momento que no olvidare nunca, nada terminar Rayco y yo nos fundimos en un gran abrazo, acto seguido me veo a Yure, nos abrazamos y nos venimos abajo, rompemos a llorar sin decirnos nada, un abrazo interminable, sabíamos que era difícil pero no imposible, porque RENDIRSE NO ES UNA OPCIÓN!
Agradecer a todos los pichon@s que animaron desde la Palma por todo el recorrido, a los que desde Tenerife lo vivían como si estuvieran corriendo, a todos los que conseguimos el objetivo, Antonio, David, Rayco, Sergio, Christian, Jon, Javi, Luis, Ana, Misael y Súper Sonia ( lo conseguimos) no sé si me estoy olvidando de alguno.
Estoy muy orgulloso de ser Finisher de esta carrera, de hacerlo con los colores de PICHÓN TRAIL PROJECT… y por supuesto VOLVERÉ a TRANSVULCANIA.
Yeray