Ya es sábado, el gran día, y empieza muy temprano…a las 2 am suena el despertador de Jon que tiene que estar en Vilaflor a las 6. Me despierto cada poco pensando que se va a hacer tarde, pero al final consigo descansar lo suficiente para levantarme con energía. Ya tenía todo preparado y desayuno tranquila esperando a Sonia y Nayra que me llevaban a la salida.
Sobre las 7:30 ya estábamos allí, pasamos el control del chip y nos encontramos con todos los pichones. Nos hicimos unas fotos. El tiempo estaba pasando rápido y no estaba nerviosa, me sentía bastante motivada, tenía ganas de empezar,¡ el reto sería superado!
Cuenta atrás y salimos. Finalmente Dioni, Leo, Lolo, Sonia y yo decidimos ir juntos todo el recorrido, un privilegio para mi compartir el reto con todos. Empecé bastante bien, aunque las subidas en asfalto me estaban costando bastante, quería llegar mas o menos bien a la base del temido Asomadero para no pillar demasiado tapón. Primer obstáculo superado, hubo que frenar un poco pero también se agradecía. Comenzamos a subir y Lolo va primero, va marcando el ritmo, un buen ritmo y así sin prisa pero sin pausa vamos subiendo. Voy bastante concentrada, esa subida siempre cuesta. Voy escuchando a los chicos hablar, yo no puedo hablar demasiado, me quedaría sin aire. Y voy pensando en las demas distancias que también tendrían que pasar por ahí después de haber hecho muchos más kilómetros. Toda mi admiración para ellos. A pesar de la dureza del camino me doy cuenta que estamos en una zona en la que cuando entrené con Jon ya sólo quedaban unos diez minutos para llegar arriba. ¡Qué alegría! Ya estábamos casi, un escaloncito más ….y ¡al fin! Otro obstáculo superado.
Lo que quedaba no era nada fácil, el calor empezaba a notarse bastante y todavía quedaban unos kilómetros para el avituallamiento. Tengo que parar a quitarme una piedra que se me estaba clavando en el pie y los pichones paran conmigo, bebemos un poquito, algo de comer, unos ánimos y a seguir. Llegamos al avituallamiento sobre las dos horas, íbamos bastante bien de tiempo y ya llevábamos la mitad. Un poco de naranja y el agua fría me sentó genial, recuperé fuerzas y me sentía muy bien a pesar del calor. Empezamos a bajar todos juntos hasta la rambla de Castro, se me pasó rapidísimo y ahí empezó un poco lo malo. No me acordaba que tuviera tantas subiditas, íbamos alternando entre correr y andar, disfrutando, ya quedaba poco para llegar al Puerto. El calor estaba apretando bastante,los chicos me animaban y hacían que pensara no en lo que quedaba sino en todo lo que ya habíamos hecho. Todavía quedaban unos kilómetros pero la meta ya estaba ahí. Lo conseguiríamos.
Se acaba la rambla de Castro al fin, otro obstáculo superado y allí unos voluntarios con hielo y agua fría nos refrescan. Seguimos corriendo un poquito más y ya llegamos al Puerto. Me entran los nervios, muchos sentimientos que no sabría explicar y miro alrededor y ahí están los pichones, siempre están. Por mi cabeza pasan muchos nombres que sé que están pendientes de que llegue a meta. Lo hago por ellos, por mi e intento seguir sin pararme pero no puedo, necesito coger un poco de aire y caminar un poco para poder llegar a meta corriendo. Nos encontramos a Yure que nos anima y eso me da fuerzas para volver a correr. Ya estaba ahí, la meta, se me había pasado muy rápido hasta en los momentos más duros. Sacamos nuestro lema y a nuestro paso solo veo gente aplaudiendo. Veo a Nayra y a Edu. Seguimos un poquito más y cruzamos la meta. ¡conseguido! Nos abrazamos, todos fuimos uno. Allí estaban los que ya habían terminado y esperaríamos a los que quedaban para animarles.
Gracias Sonia, Lolo, Leo y Dioni por acompañarme. Gracias a toda la familia Pichón. Gracias a todos los que creyeron que lo conseguiría. Gracias Jon por aguantarme en los entrenamientos y creer en mi.
¡¡RETO PICHÓNBLUE SUPERADO!!
Dalida.