El 10 de diciembre se cumplía justamente un año de mi incorporación a esta bendita
familia que es Pichón Trail Project. Sin duda, un año cargado de emociones y buena
energía.
Para celebrar este aniversario, me inscribí en la imponente K42 de Anaga.
Las emociones comenzaron desde el día anterior a la carrera. Sonia, Christian, Carla y
un servidor fuimos a recoger el dorsal con ilusión y, como viene siendo habitual, con
una sonrisa.
Como este relato va de emociones, llega el día de la carrera y, según llegamos a la plaza
del Cristo, nos encontramos con Isabel. No sé si la conocen, pero si me tocara a mí el
honor de describirla les podría decir que es la mujer de la sonrisa eterna. Como ya le
dije, verla allí a esas horas de la mañana fue el mejor inicio de carrera que podía haber
tenido.
Por si fuera poco, también me encuentro con Julián y los pichones de Santiago del
Teide, siempre animando y dando fuerzas. Son personas que vienen para quedarse, que
no rehúyen ante nada, que da igual el reto porque siempre van a estar ahí y que todo lo
que han hecho ha sido sumar, sumar y sumar.
Después de recibir tantos ánimos y el abrazo de Sonia, comienza esta aventura.
Se sabía desde un principio que la carrera iba a ser dura, fue por esta razón por la que
dosifiqué más que nunca. Llegaba cómodo a los puntos de avituallamiento, hasta que
tocó afrontar la temida subida de Chinamada y Cruz del Carmen.
Fue durante este ascenso donde tenía que buscar la energía que no me daban ni los
geles, ni las sales, ni las barritas. Mi verdadera fuente de energía fue recordar a las
personas por las que corren mis piernas. Me llegaron recuerdos de mi otra hermana
mayor, Sonia Acosta, corriendo en Vilaflor, Pinolere, Transvulcania, BlueTrail, La
Gomera Paradise,… Me vino a la mente Julián, marcándose un carrerón en La Gomera
y, por si fuera poco, me llegó la imagen de nuestro presidente Marino, cruzando la meta
de la maratón de Santa Cruz junto con todos los pichones y algunos superhéroes sin
capa que le plantan cara diariamente a la Esclerosis Múltiple.
Pasada esta subida, y con el cuerpo todavía erizado de tanta emoción, me encontré en el
kilómetro 40 con una auténtica concentración de pichones que me hizo sacar una de mis
mejores sonrisas para enfilar los últimos kilómetros.
Finalmente, en la última curva antes de cruzar la meta, veo a Sonia, Christian, Carla, mi
hermana Laura y mis padres. Como si de un acto reflejo se tratara, cojo a Sonia del
brazo y nos lanzamos juntos a cruzar la meta de nuestra K42 de Anaga, porque sin ella
nada de esto tendría sentido.
No me cansaré de repetir que estas personas, que conviven y luchan contra la Esclerosis
Múltiple, no son conscientes de la actitud, energía y positividad que transmiten a los
demás. Algún día espero devolver la mitad de lo que ellos me dan.
Y por eso, damas y caballeros, esta carrera va por ustedes.
#PichónTrailProject #CorremosPorLaEsclerosisMúltiple #TusPiernasSonMisPiernas
#RendirseNoEsUnaOpción #BenditaFamilia
Edu Aguilar Dorta