«Todo comenzó en el km 3 de la pasada K42 de Anaga, fue en ese preciso instante cuando le planteé a JON que había una versión corta de la Faro a Faro, serían unos 60 kms (finalmente fueron 67), que unirían el Faro de la Punta del Hidalgo con la Farola del Mar de Santa Cruz, pasando por el Faro de Anaga, y que podríamos plantearnos para el año siguiente, nos quedaban 9 meses por delante y había tiempo suficiente. En la K42 volvimos terminar juntos sin planteárnoslo (igual que el año anterior), lo que me daba tranquilidad y seguridad en que JUNTOS llegaríamos seguro con nuestro ritmito «FINISHER», ya que se tratarían de muchas horas y tendríamos que acoplarnos bien, cosa que con el FARERO siempre ha sido muy fácil. Nada más acabar la carrera me dio el «SÍ QUIERO» y y ya estaba nuestra próxima aventura en camino. De hecho en este tiempo hemos cuadrado un par de entrenos largos juntos y siempre nos ha ido genial. Miedo me daba porque Jon se ha vuelto SUPER y yo sigo siendo DIESEL y no quería ser un lastre para esta aventura pero desde el minuto 0 me dijo que iríamos al ritmo del más lento y así fue de principio a fin, relevándonos según el tipo de terreno como buen equipo que somos.
Los nervios iban creciendo a medida que se acercaba el evento, hay que tener en cuenta varios aspectos que hacían aún muchísimo más difícil nuestro reto:
1.- El recorrido no estaba balizado, pero para eso estaba el FARERO (dudó solo dos veces en 67 km, yo hubiera dudado 67 veces en 2 km…).
2.- Solo había 3 avituallamientos «oficiales» (aunque yo comí como 8 o 9 veces, GRACIAS a todos esos desconocidos que nos ofrecían de todo sin conocernos de nada), por lo que tendríamos que cargar todo el camino aparte de con comida y bebida suficiente, con el material obligatorio para este tipo de carreras.
3.- La mayor parte del recorrido sería de noche (salimos a las 0 horas y amaneció sobre las 7:30, nos pilló llegando al Faro de Anaga, km 32) y había un límite de 18 horas que tratándose de Anaga, nunca sabes si será suficiente.
Pero a pesar de esos «inconvenientes», había una cosa que jugaba a nuestro favor, que éramos un auténtico EQUIPAZO, no solo por JON y yo, que fuímos los que «simplemente» andamos, trotamos y corrimos durante 17 horas, si no por lo que teníamos detrás nuestro, empezando por Tony, Dalida y Noe (han sido mucho más importantes de lo que ellos se puedan imaginar, eran un chute de adrenalina cada vez que los veíamos aparecer a través de la noche, de la niebla, de cualquier curva, de cualquier sendero, era emocionante saber que esas 3 personas estaban viviendo nuestra «bendita locura» igual que si estuvieran dentro de la carrera, para mí lo estaban) y evidentemente por quienes están siempre al otro lado del móvil, apoyándonos, felicitándonos y compartiendo esto que nos gusta tanto hacer, CORRER POR LOS QUE NO LO PUEDEN HACER Y VISIBILIZAR LA ESCLEROSIS MÚLTIPLE, y yo me pregunto, quién no conoce o ha visto a algún PICHÓN en cualquier carrera de Canarias y parte de la península???
Empezamos en la cola con la idea de ir de menos a más, y nos fue muy bien, la subida a Chinamada sigue siendo «preciosa» sea de día o de noche, luego no pudimos trotar mucho debido a la niebla tan espesa que nos encontramos y el chipi-chipi que nos recibió al llegar a Casa Carlos, lo que hacía el terreno demasiado peligroso para arriesgar nada. Llegamos a Taganana en 4:40 (mención musical a Juan Luis Guerra, jejeje, ya que fuímos sin música todo el camino había que poner algo musical en la historia). Siguiente parada, Chamorga (km 36) pero antes «recogimos» a Roberto, el cual había salido con su hijo desde La Punta pero lo dejó en Taganana, se unió a otra pareja pero no iba a gusto por el ritmo de ellos y el miedo a no llegar, así que nos pidió acompañarnos a lo que aceptamos, y me alegro de ello porque el hombre era de la zona y aunque su Kilómetro y el mío están medidos de distinta manera (uno de él me llegó a medir por el Garmin, 3,2!!!), la verdad es que fue agradable hacer la mitad de la carrera con él y su familia que lo acompañaba. La carrera fue tal y como nos habíamos planteado, regulando para disfrutar de la experiencia, hasta esa última pechada donde ya había que echar el resto por nosotros pero sobre todo por todos ustedes, FAMILIA. Cuando empezó la «bajada», la cual pensábamos que haríamos como gacelas escapando de leones (qué ilusos éramos, ya que parecíamos un caracol haciendo de liebre de una tortuga…) ya pensábamos que estaría todo hecho pero costó…Ufff! Menos mal que apareció una angelita, ELSA (chiquito pateo se había pegado para ir a dar con nosotros, pero el destino estaba de nuestra parte porque si había 1 posibilidad entre 100 de dar con nosotros, ella la encontró, GRACIAS PICHONA). La parte de asfalto fue la más aburrida y la que me provocó una pequeña llaga en la planta del pie (sí Marco, nada en 60 km y una llaga por 7 km de asfaltos asquerosos…). Llegamos a la Avenida de Anaga y la felicidad ya se podía notar en nuestras caritas, nos echamos a trotar para llegar como lo que somos, unos dignos FINISHERS, fue emocionante ver al Marqués de Anaga antes de enfilar la última recta y como el Speaker (Airam Rguez.) nos nombró nada más llegar. Ya el ver a Noe y a Dalida en la línea de meta fue BRUTAL, nuestra idea era cogerlas a ellas y a Tony para que entraran con nosotros, ya que se lo merecían tanto como nosotros, pero nos embargó tanto la emoción a todos que no pudimos. Luego llegó el abrazo con alguien con quien he conectado desde la primera vez que nos vimos y con quien no dudaría en aventurarme en cualquier reto que me proponga, JON, ha sido un placer compartir contigo este reto de la #FaF64km, nos apoyamos y complementamos de una manera increíble y tenía claro que llegaríamos desde el día que te lo propuse, GRACIAS. GRACIAS a TONY y a DALIDA porque su apoyo fue vital para poder llegar tan bien como lo hicimos, siempre tenían una palabra de ánimo para nosotros. GRACIAS a tod@s ustedes (FAMILIA DE PICHÓN TRAIL PROJECT, que no para de crecer y por algo será…) porque en los momentos de flaqueza, que en 17 horas siempre los hay, pensar en ustedes, nos da ese empujón que nos hace falta para que RENDIRSE NUNCA SEA UNA OPCIÓN. GRACIAS MARINO, SONIA Y DALIDA (otra vez) por demostrarnos que los límites están para superarlos. Y como no, GRACIAS NOE, porque ibas a dejarme en la salida e irte a dormir después de estar trabajando todo el día y cuando te ví en casa cogiendo el termo de café antes de salir, se me saltó una lágrima porque era una señal de que compartirías, una vez más y van…, esta LOCURA que nos hace tan especiales y afortunados.
RETO PICHÓN FARO A FARO 64KM CONSEGUIDO!!!»
Javi.