Desde aquella primera conversación hasta hoy ha pasado mucho tiempo. Fue allá por el mes de diciembre cuando nos pusimos en contacto con Ali, a raíz de ver unas fotos donde lo podíamos ver disfrutar corriendo por los increíbles parajes del Líbano, junto a su mujer, a su hermano y otros buenos amigos…Sin dudarlo ni un minuto y con la máxima ilusión y alegría nos lanzamos a la búsqueda de ideas para encontrar la fórmula a través de la cual pudiéramos hacer realidad el hermanamiento entre dos lugares distanciados por miles de kilómetros, pero unidos por un único sentimiento y una misma causa…Hacer visible y palpable nuestro lema por aquellos remotos lugares era nuestra ilusión… Después de varias ideas que se tornaron en inviables decidimos hacer una pancarta, pero encontrar la fórmula era sólo el comienzo de una historia, de una ventura, cuyo destino era el Líbano. De forma secuenciada se fue esbozando una cronología que marcaría el destino final de nuestro objetivo. Fabricar la pancarta se nos antojaba bien sencillo, simplemente era plasmar nuestro lema “corremos x la esclerosis múltiple” en español y en árabe, esa fue la idea original. Ali nos enviaría la traducción del lema y coser y cantar…Pero nada más lejos de la realidad ya que rescatar el lema y plasmarlo en la lona se convirtió en todo un reto…No se podía volcar en la pancarta lo que Ali nos había enviado. El castillo de naipes comenzaba a tambalearse y ni el mismo Google, a través de su traductor, del cual podría haber salido cualquier cosa, serían capaces de arreglar este desaguisado. Decididos a quitar el lema en árabe y ponerlo sólo en inglés, irrumpió el mago de la ingeniería serigráfica que finalmente pudo conseguir el objetivo tan anhelado y con el pichón tuneado para la ocasión, el primer paso estaba dado.
Un nuevo reto se nos planteaba. Este no era otro que el hacer llegar la pancarta hasta tierras libanesas. Nuevamente comenzó la lluvia de ideas, por un lado el envio directo, pero este era poco seguro. Por otro lado a través del hermano de un conocido de Ali, y otra tercera y hasta una cuarta persona, demasiadas peripecias y alineamiento de los astros para que todo llegase a buen puerto… Directo a la Universidad Internacional de Líbano, bastante costoso y sin certeza de que pudiera llegar…Que la cosa se complicaba era un hecho, pero seguíamos dándole vueltas a como alcanzar el objetivo deseado. Pero cual sería nuestra sorpresa cuando Ali nos dio la mejor de las noticias, su madre pasaría unos días en Madrid durante la semana Santa. La pancarta iría para el Líbano, sin duda alguna, en las mejores manos…Las casualidades, no existen y para muestra un botón. Ahora nos quedaba diseñar la hoja de ruta a través de la cual la pancarta debería llegar a manos de la madre de Ali en los escasos días que permanecería en Madrid. Otro pasito más en nuestra hoja de ruta…
Era el momento de buscar la manera de hacer llegar la pancarta a manos de la madre de Ali…Serían solamente dos días y medio los que tendríamos para llevar a cabo tal cometido. El lugar de entrega, un céntrico hotel de Madrid. Comenzaba la búsqueda de la persona que nos pudiera hacer el favor de entregar la pancarta, pero no sólo eso, sino además que fuera en los días marcados y en el lugar indicado por la hoja de ruta. Dándole mil y una vueltas, apareció la que sin duda alguna sería la mejor de todas las opciones, nuestro queridísimo amigo Pedro, aunque para nosotros siempre será Pedrito. Predisposición toda y más desde que contactamos con él, hasta el punto de ofrecerse a ir a recoger a la madre de Ali al aeropuerto y llevarla al hotel…Y es que como dice el gran Jorge Drexler: “ cada uno da lo que recibe, y luego recibe lo que da…” Ahora sería cuestión de recabar toda la información, días exactos de estancia en Madrid, lugar de alojamiento…El objetivo final estaba cada vez más cerca.
La pancarta y los periódicos, que se habían hecho eco del hermanamiento, comenzaban su largo viaje desde la Gallega pasando por La Laguna con destino Madrid rumbo a Beirut, para llegar a Saida y desde aquí a Gazie, siendo este el destino final del apasionante viaje…La incertidumbre por saber si todo acabaría en buen puerto se apoderaba de nosotros. Pero todo se fue resolviendo según lo esperado. Pedrito nos tranquilizó con aquella foto desde su casa donde podíamos apreciar que la pancarta había llegado sin problema alguno a Madrid punto clave y decisivo en la hoja de ruta. La llegada de la madre de Ali a Madrid estaba a punto de producirse…El contacto entre Pedrito y ella se antojaría cuanto menos gracioso ya que por un lado la madre de Ali no habla español y el inglés de Pedrito no era para tirar voladores,( del árabe ya ni hablamos)…Pero por diferentes circunstancias no pudieron encontrarse y entablar el diálogo tan esperado , y la pancarta esperó ansiosa a la madre de Ali en el hotel, gracias a la amable recepcionista la cual llevaría a la misma hasta la habitación donde se hospedaba la madre de Ali. La llamada de Pedrito fue inminente “Ya dejé la pancarta en el hotel”, todo esto ocurría allá hacia la media tarde. Mientras tanto Ali también era avisado del acontecimiento y sobre la media noche un wuasap llegaba con la buena nueva, “ya mi madre tiene la pancarta”. Dos días después, vuelo hacia el Líbano con destino en Beirut para trasladarse hasta Saida lugar de residencia de la madre de Ali. Y por fin la tan anhelada fotografía, Ali, su mujer y su hermano posaban con la pancarta desplegada. La alegría de todos era palpable en cada uno de los lugares donde nos encontrábamos, tan lejos pero tan cerca. Lo habíamos conseguido. Sin duda alguna se trata de un sueño hecho realidad el hermanamiento entre dos lugares distanciados por miles de kilómetros, pero unidos por un único sentimiento y por una misma causa…Esta historia no ha hecho nada más que comenzar….